Hay una pregunta a la que me enfrento la mayoría de las veces que el tema de la Reproducción Asistida y la infertilidad asoman en una conversación…

Es la siguiente: «Y tu… ¿Por qué crees que es éste es un tema tabú?»

Tabú.  Cómo dicen en mi tierra «jódete y baila»

De hecho hasta en las presentaciones de mi libro, exponen que es una de las primeras novelas que «rompe el tabú».

No me di cuenta de que esto me molestaba hasta hace poco… y es que, creo, que ya tengo la respuesta.

A día de hoy, todos somos ya conscientes que hay veces que no es tan fácil quedarse embarazada.  En primer lugar porque si, vale, hemos postergado mucho la maternidad y nuestros óvulos no son tan frescos y lozanos cómo cuando teníamos veinticinco años. Que la Naturaleza avanza eso lo sabe hasta el Papa.

En referencia a esto, diré que qué le vamos a hacer… yo personalmente, a los veinticinco acababa de romper con mi novio de toda la vida.  Así que… por mucho que mis óvulos estuvieran perfectamente preparados para recibir a Míster Espermatozoide, mi vida, en general, no estaba preparada para nada.  Aparte de que me faltaba el candidato a padre, claro.

Así que decidí ser madre cuando tuvo que ser… no lo postergué a idea.  Ni mucho menos.  Fue cuando fue, cuando mi situación personal, emocional y económica se dieron la mano cómo si firmaran un tratado en Bruselas y asintieran diciendo «Ahora es el momento».

¿Y cuando es el momento? Pues cuando puede ser… o cuando me de a mi la real gana, vaya.

Retomo tema tabú.

A ver, que no es que nos de vergüenza reconocer que tenemos que someternos a un tratamiento de Reproducción Asistida… al menos a la mayoría.  Seguro que hay gente que le da corte reconocerlo, pero vaya, que no pasa nada, cada uno es como es y no son bichos raros porque les de coraje confesar algo tan íntimo.

Muchas veces se suman otros factores por lo que no lo contamos… aquí va una pequeña lista (yo y las listas… soy una loca de las listas, qué le vamos a hacer…)

Por no preocupar a nuestro entorno.  Hay veces que deseamos ver lo que pasa, antes que empezar a que suene la voz de alarma de «Houston tenemos un problema»… ¿Para qué preocupar a más gente?…

Por que no nos estén todo el día preguntando «Y que… ¿Cómo lo lleváis? ¿Ya? ¿Cuando es el siguiente tratamiento? ¿Cuando te pinchas? ¿Cuando tienes la próxima consulta? ¿Qué te dijeron? ¿Cómo era el doctor? ¿Estás bien? Te veo rara… Me lo dirías… ¿Verdad?»  Y que si, de verdad, ya sabemos que nos lo preguntan con la mejor de las intenciones, pero es que a veces… no podemos más y nos sentimos cómo si estuviéramos continuamente en una rueda de prensa.

Porque no estamos preparados ni para hablarlo con nosotros mismos.  Sobretodo al principio.  Llega esta noticia, en la que te dicen que tienes que someterte a un tratamiento de Reproducción Asistida… y todo tu mundo se desmorona… porque hasta entonces habías puesto todos los medios del mundo para no quedarte embarazada y ahora, que resulta que quieres… no puedes.  Cuesta tanto asimilarlo que escucharte hablar de eso, lleva su tiempo.  Se te hace como una bola en el estómago que tarda mucho tiempo en desaparecer… y decirlo en alto, cuesta un poquito.

– Y también… hay otro motivo por el que muchas parejas deciden no contarlo:  porque no les da la p. gana.

Así que si… es probable que a veces sea «tabú» pero vamos, que tampoco llevamos la letra escarlata pegada en la ropa… no nos avergonzamos.  Faltaría más… estamos luchando por nuestros hijos, ¿Cómo vamos a avergonzarnos de eso? Son muchas razones, a veces pequeñas y otras más grandes… pero poco a poco, quien quiera lo irá contando, a veces sólo necesita un poco más de tiempo.

En Reproducción Asistida… también salimos del armario… si queremos, claro.