Una de las cosas que más nos preocupa cuando pasamos por algo que pone del revés toda nuestra vida, es si volveremos a ser otra vez nosotros mismos.

En reproducción asistida este miedo se te mete dentro y te auto-convences que ya nada volverá a ser igual.

En su momento yo me escuchaba hablar (cuando hablaba, porque tampoco te creas que me apetecía mucho) y pensaba «Esta no soy yo… yo nunca he sido así de pocha»; también veía al resto reír y los envidiaba por esa facilidad para soltar una carcajada, porque yo había perdido la costumbre de poder hacerlo… hacía así como un «já ja» que daba hasta pena.

No dejaba de recordar como era antes:  alegre, irónica, con ganas de montar una fiesta siempre, detallista (ni un cumpleaños se me pasaba oiga…) y siempre siempre estaba cuando se me necesitaba.

Miraba lo que este deseo de ser madre incumplido había desecho en mí:  callada, pensativa, preocupada, con pocas ganas de fiesta y olvidando hasta en qué día vivía «Ah… tu cumple!.. qué fue ayer!… perdona, perdona… es que… tuve una consulta en repro y… bueno, se me pasó, perdona»

Empiezas a volverte muy quisquillosa con algunas cosas, todo te sabe mal, te molestan comentarios que antes ni siquiera rozarían tu desánimo y donde mejor estás es en una pequeña burbuja que has creado para ti misma.

 

Ahora bien… ¿Es posible recuperarse y volver a ser quien éramos?

 

La respuesta es… SI.

 

Es posible.

 

No vamos a olvidar nada de lo que nos ha ocurrido, en primer lugar porque es IMPOSIBLE y en segundo lugar porque es parte de nuestra historia, de lo que nos ha tocado vivir y lo que de algún modo también nos ha hecho crecer emocionalmente… porque… ¿Quien te iba a decir que serías capaz de soportar tanta incertidumbre y desasosiego?

Pues lo has hecho… aunque hoy no lo veas… pero ahí atrás han quedado tantos obstáculos que has saltado que no eres consciente de lo mucho, muchísimo que has avanzado.

 

Siempre digo que ojalá no hubiéramos tenido que pasar por esto para averiguar lo fuertes que éramos, pero como no elegimos la vida que nos ha de tocar vivir, hemos de situar las cosas como son.

 

Volverás a reencontrarte, pero no será de hoy para mañana.  Será poco a poco, cuando todas las heridas de guerra que te has hecho en el camino empiecen a cicatrizar, cuando aprendas a verlas sin que te origine tanto tantísimo dolor sino un «así fue como pasó y hoy estoy aquí»… y eso, lleva su tiempo.  Cada persona tenemos nuestro ritmo y nunca es igual al de otra persona.

 

Muchas me habréis escuchado hablar de la playa del tsunami.

 

Nuestra situación, la podríamos metamorfasear como en esa playa paradisíaca donde un día todo quedó arrasado por un acontecimiento inesperado.  Ya no había nada de lo que antes conocíamos… todo estaba del revés.

Pero poco a poco, la playa vuelve a reconstruirse (con algo de trabajo, claro que sí… las cosas no se solucionan solas) y todo se vuelve a recolocar, la arena vuelve a recobrar el color blanco y brillante de antes, las hamacas empiezan a situarse de nuevo, al principio tímidamente… pero al tiempo hasta montan los primeros chirniguitos y la música vuelve a sonar con ritmos que invitan a mover un poquillo las caderas.

Siempre será la playa donde un día ocurrió un tsunami, eso no se va a olvidar jamás… estará en su historia y en el recuerdo de los que lo vivieron, pero eso no es excusa para recoger todo lo que devastó y volver a levantarse, poco a poco, sin prisa… todo llegará.

 

A veces nos parecerá que vamos marcha atrás.  No te preocupes… es parte del proceso.  Ir siempre hacia adelante es demasiado para el body (incluso Wonder Woman se quita su traje y la capa y las mete a lavar de vez en cuando, tiempo en el que no puede estar para nadie ni para salvar ningún mundo)… tenemos que parar para volver a coger fuerzas… y los parones traen recuerdos de atrás.

 

Un buen día todo vuelve a su ser y te ves ahí, como antes, haciendo algún chascarrillo y escuchando tu carcajada después de un montón de tiempo.  Incluso disfrutarás tanto de ese momento que te reirás una vez más solo para volver a escucharte reír.

 

Y cantarás, tararearás esas canciones que tanto te gustan y te sentirás tan orgullosa de ti misma que eso llenará muchos huecos vacíos.  Muchos.

 

¿Volveré a ser yo? La respuesta es que SI… pero en versión mejorada.