Son varias las mujeres con esclerosis múltiple que me han escrito en este tiempo para preguntarme si deberían o no hacerse un tratamiento de fertilidad para acelerar el proceso de quedarse embarazada y no estar mucho tiempo sin la medicación para la esclerosis múltiple.
Siempre contesto lo mismo: eso debes valorarlo junto a tu neurólogo: él va a ser tu guía y algo tan importante no debe escapar a su conocimiento… pero hoy voy a contarte algo más.
El día que me dijeron que tenía esclerosis múltiple, faltaban menos de veinticuatro horas para comenzar un tratamiento de reproducción asistida que llevaba esperando más de dos años.
Voy a ser sincera contigo. Ni me planteé qué suponía eso para mí y como mi vida acababa de dar un giro porque en lo único que pensaba es que no iba a poder hacerme ese tratamiento de fertilidad.
Los especialistas de reproducción asistida y los de neurología me recomendaron posponer el tratamiento hasta ver en qué estado me encontraba, si había actividad de la enfermedad y valorar que podía o no podía hacer.
Ese día me quedé sentada en un establecimiento de comida rápida frente a una coca cola light, en total estado de shock. Miles de preguntas se agolpaban en mi cabeza ¿Cómo les digo esto a mis familiares? ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Terminaré en una silla de ruedas? ¿Perderé mi capacidad cognitiva? pero sobretodo … ¿Aquí termina mi viaje hacia la maternidad?
Cerraba los ojos y sentía que había llegado el momento de despedirme de mis hijos, los que me habían acompañado en todas mis fantasías de madre durante muchos, muchísimos años… y noté que el corazón se me partía en pedazos.
Unas semanas después, volví a la consulta de neurología con mi marido y mi madre. Nos explicaron que entonces (2013) no había demasiados estudios sobre reproducción asistida en pacientes con esclerosis múltiple. En concreto se tenía constancia de que hasta la fecha treinta y dos mujeres habían pasado por un tratamiento de fertilidad y esa no era una cifra con la que ellos pudieran sacar datos concluyentes o informarme con seguridad de qué podía ocurrirme.
Sabemos que esta enfermedad es sorprendente y caprichosa y que nunca va a jugar el mismo papel en una u otra persona. No iba a ser menos en esto.
Daba por hecho que no podría enfrentarme a un tratamiento, hasta que el neurólogo me preguntó “¿Realmente vas a quedarte con las ganas de intentarlo?”
Miré a mi marido y él me dijo: “Haremos lo que tú quieras” y mi madre asintió con la cabeza haciéndome saber que estábamos todos juntos en esto.
Nadie lo cronometró pero creo que tardé 0.1 segundos en decir “Intentémoslo”
Hubo que esperar a que no hubiera actividad de la enfermedad y una vez que eso ocurrió, comencé a inyectarme las hormonas que estimularían mis ovocitos.
No te contaré el final de la historia, aunque es fácil que la encuentres en una sola búsqueda.
Esto es lo que quería decirte… A día de hoy, los tratamientos de reproducción asistida no solo han mejorado muchísimo, también se tienen infinidad de datos de cómo estos afectan al transcurso de la enfermedad.
Es importante que tu neurólogo y el equipo médico de reproducción asistida sepan que hay una inquilina con la que han de contar. Es posible que varíe la medicación y la prescripción de la misma, pero puedes sin duda alguna someterte a un tratamiento de fertilidad con el fin de ser madre.
Pon en contacto a una y otra unidad (repro y neurología) para que puedan hablar entre ellos y hacer equipo contigo.
Serás una paciente más, pero seguro que te tratan de manera especial y te sientes arropada.
Ya no somos treinta y tres casos… te aseguro que somos muchos más y he tenido la suerte de conocer a muchas compañeras en esta situación durante estos años. Todas son mamás hoy.
Especialistas como David Saez de la Mata hab escrito sobre esto recientemente y pueden asesorarte y explicarte el proceso. No dudes en recurrir a ellos para resolver todas tus dudas (estas suelen pesar mucho y una vez que te las aclaran te sientes más fuerte y decidida)
¿Tienes esclerosis múltiple y deseas ser madre? Pues adelante… no hay nada que temer.
No te pierdas la oportunidad de intentarlo, de sentir que esta enfermedad decide por ti.
Si quieres ser madre, puedes serlo… ¡Mucha suerte y mucho amor!
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