Había ganas de un segundo taller… así que enseguida nos pusimos manos a la obra para poder ponerlo en la agenda. 🙂
Como la vez anterior, Clínica Montpellier caldeó el Salón de actos para que estuviéramos a gusto (y ese día lo necesitábamos, fuera hacía un día de esos grises, lluviosos y fríos)…
Algunas chicas vinieron acompañadas de sus maridines y otras de sus familiares (me encanta esto, de verdad… haré especial hincapié en los siguientes talleres para que se animen a venir, es muy muy interesante su participación) empezaron a llegar poco a poco y una vez que estuvimos todos nos pusimos manos a la obra.
Como siempre en la primera parte, se habla de lo difícil que es enfrentarse a esta situación y como exploramos un nuevo Universo de sentimientos muy duros (¿quien nos iba a decir que íbamos a pasar por esto, verdad?) y es normal que incluso se nos escape alguna lagrimilla. Normal, por que sea cual sea el tiempo del proceso en el que te encuentres, eres muy vulnerable y estás con el corazón en carne viva.
Pero llorar no es malo como insisto a lo largo del taller. Llorar es SANO Y NECESARIO. Es el modo en el que el ser humano saca su basurilla emocional.
En la segunda parte nos ponemos al lío: examinamos que herramientas emocionales disponemos en nuestro interior para hacer frente a esta aventura y nos concienciamos que podemos ganar la batalla. Nos vamos a permitir estar tristes, por supuesto, pero nos llenaremos de energía y buen rollo para superar esos días y seguir hacia adelante con nuestro proyecto de ser madres y padres. Incluso con algún otro proyecto. O más de uno y dos… ¿Por qué no? Es el momento ideal de elaborar algo que nos ponga las pilas y nos de fuerza para seguir.
Luego hacemos una paradita (con los mini kit en bolsitas de papel kraft que preparo para los asistentes y que no son otra cosa que un resumen del taller para tener cerquita en el día a día y que nos recuerde que podremos con esto)… salimos a la sala de descanso y nos tomamos un café, un zumo y unas pastitas. Porque oiga… ¡Nos lo hemos ganado! Y en este momento… ocurre algo precioso y que en ninguno de los talleres se había planeado: con absoluta naturalidad unos y otros comienzan a entablar conversación, comparten experiencias contando como nos va… y eso nos hace experimentar algo maravilloso que ocurre entre las personas que viven una misma situación dolorosa: nos comprendemos perfectamente, nos entendemos y se crea un ambiente muy chulo.
La última parte: en estas dos ocasiones, nos ha acompañado el doctor Salvador García Aguirre, que es UN ENCANTO y que se pone a nuestra disposición para que le preguntemos todo lo relacionado con nuestros tratamientos, dudas, expectativas… y él, con un cariño absoluto nos contesta una por una.
Quería compartir esto con vosotros, en primer lugar para agradecer a los asistentes su visita y para confirmar que la gente, en su mayoría, está dispuesta a pintar un sol cuando los nubarrones se empeñan en acampar sobre nuestro corazón.
El día que llueva nos pondremos las katiuskas, nos abrocharemos el chubasquero y saltaremos sobre los charcos.
No llueve de contínuo. A veces sale el sol y nos caldea los mofletes recordándonos que los días buenos están ahí delante, para calmar la pena y ayudarnos a seguir adelante.
¡Po-de-mos!
Un besete fuerte a todos mis valientes, me encantó tomar un café con vosotros…