Cuando luchas durante mucho tiempo por algo en lo que has puesto toda tu energía, el día en el que se materializa se supone que deberías estar loca de contenta… ¿Verdad?
Pues bueno… ocurre que el sentimiento de responsabilidad es tan grande, que toda la felicidad que sería previsible saliera en plan desfile de majorettes a celebrar el evento, se quedan ahí en plan «Entonces… ¿Es verdad? ¿Lo hemos conseguido?» y ponen esa cara de Miss Universo cuando dicen su nombre, entre sorprendida y «¿Han dicho mi nombre? ¿Seguro?» y se llevan las manos a la cara, medio temblorosas entre emoción contenida y sorpresa.
A esto, súmale que lo que llevo entre manos es infinitamente importante. No solo está la lucha de estos años (eso en realidad, es lo de menos…) ahora ha empezado el proyecto de verdad: la ayuda personalizada a muchas personas en un momento que lo van a necesitar. Algo que hemos nombrado mil millones de veces: una asistencia emocional que estuviera incluida en el tratamiento, que no nos costara un duro y que fuera parte de él… y sobretodo que se tomaran en serio nuestro estado anímico antes, durante y después.
Conocí a Antonio Urries, el Jefe de la Unidad de Reproducción Asistida de Quiron La Floresta, en una visita de cortesía que hago a todas las clíncas para presentarles el Grupo de Apoyo Hello! Le dije lo mucho-muchísimo que había por hacer en este sentido actualmente en el mundo de la reproducción asistida y le conté como tratábamos este asunto en el grupo de apoyo, las necesidades de los pacientes, nuestros fantasmas, los miedos que nos amenazan en cada tratamiento y la añoranza de ese hijo que se resiste tanto a llegar a nuestros brazos.
Me escuchó con suma atención y vi en ese momento que comprendía perfectamente de qué le estaba hablando. Accedió a dar una charla para el Grupo de Apoyo Hello! y creo que fue allí justo, donde vio la magia de la que os hablo siempre que existe en Hello!
Seguimos hablando en días consecutivos y le expliqué como trataría el cuidado que necesitamos si fuera cosa mía… desde los ojos de una paciente. No ha habido ni una sola cosa que él no haya estado dispuesto a colaborar. Increíble. Se merece una ola. Él y la dirección de la clínica.
Nos pusimos manos a la obra con una lluvia de ideas en las que lo principal era velar por la comodidad y cuidado de las pacientes, buscando el mejor momento para ofrecerles la ayuda, estudiando otras maneras de contribuir a su bienestar y trabajando aspectos igual de importantes: cuidados alimenticios, pautas para sobrellevar bien cada momento… y aquí apareció otra persona maravillosa: María del Castillo, la psicóloga de la clínica.
No he podido encontrar alguien mejor para completar el proyecto: psicóloga, especializada entre otras materias en todo lo que conlleva un tratamiento de Reproducción Asistida, profesora de yoga y abierta a nuevas técnicas de relajación como el Mindfulness, meditación y relajación. Como digo… PERFECTA. No tengo más que palabras de agradecimiento para ella, porque escuchó con cariño mi proyecto… cuando podía haber estado «alerta» pensando «¿Y esta qué pinta aquí?», en cambio nos tropezábamos al hablar, porque ambas teníamos muchas cosas que aportar. Se que haremos grandes cosas juntas, porque a las dos nos preocupa por encima de todo el bienestar emocional de los pacientes.
Y por fín… llegó el primer día… Antonio Urries me presentó al equipo al completo (del que os hablaré poco a poco… tengo muchas ganas de presentaros a cada uno de ellos, están haciendo grandes cosas que os van a interesar) y me quedé tranquila porque se que mi proyecto, al que he llevado entre algodones todo este tiempo, está en buenas manos.
Ese mismo día, conocí a las primeras pacientes… en uno de los momentos más especiales de toda esta aventura: el inicio de la betaespera. Volví a ver esos ojitos que tantas veces he visto en el Grupo de Apoyo Hello! esos que resumen el final de pruebas, de resultados, de dudas y esperas… y el inicio de una vertiginosa cuenta atrás en la que la suerte está echada.
Una a una las cogí de la mano y les dije que estaría a su lado en el momento en el que lo necesitaran… y ahí, pude ver ese brilli brilli del que os hablaba el otro día, en el que no hace falta ni escuchar «gracias» porque sabes que aunque el camino sea difícil, muchas puertas se abren para ofrecerte nuevas posibilidades… y que si esta aventura no tiene explicación, al menos pueda tener un sentido.
Vamos en busca de algo maravilloso pero el viaje a veces es muy largo, con muchos obstáculos… y sobretodo incierto. Eso seguro.
Vamos a por todas… por mi parte voy intentar darle algo de luz, a pintarlo de otro color, a aprender a sobrellevarlo del mejor modo posible.
Podréis contar conmigo. Y junto a mí, otras personas que están dispuestas a darle un giro a todo esto.
¿Zarpamos?… Pues venga… ¡Vamos a ello! ¡Hay mucho por hacer!