"La Fe no se pierde.
La Fe eres tú"

Hoy me ha escrito una chica diciéndome que había perdido la fe.  Que no sabía ya cómo recuperarla.

Es algo común, esto de dejar de creer y ver lo positivo cuando estás agotada de luchar.

Tirar la toalla.  Dar un taconazo en el suelo cabreadísima porque la vida es injusta, porque te agota hasta respirar, pensar que mañana te levantarás y eso que tanto pesa estará ahí, mucho antes de que tomes el primer café matutino.

Estará a mediodía y por la tarde y será en lo último que pienses antes de volver a dormirte.

Por esas cosas, solemos decir que perdemos la fe.

Y es normal.

Tanto mensaje positivo de las narices nos tocan las mismas. Leches.  Que ni quejarnos podamos oiga.  Que nos llaman amargaitos.

Pues mira.  Yo te digo que te quejes leñe.  Que si tienes que decir “Estoy hasta el toto” lo digas.  Que no pasa nada.  Bueno, si qué pasa. Claro qué pasa.  Que te vas a quedar nuevita.  Y te va ayudar a soltar lastre.  Y todos lo necesitamos.

Y amigui, si no puedes seguir:  no sigas.  Busca un sitito tranquilo y molón, con fruta fresca, con algo rico (sustituible por un helado de tres sabores eh?) y espera.

Espera a que se te pase el sofocón y la mala leche.  Y si pasa alguien por ahí, de confianza a ser posible, le dices que necesitas una “charradica” como decimos aquí en Aragón , que no es otra cosa que contarle tus mierdeolinas y ponerle la cabeza como un bombo.  Oye, hoy por ti, mañana por mí.  Bueno, esta vez a la inversa.  Ya te tocará devolverle el favor, no te preocupes.

Y cuando estés lista, te hayas tomado tu fruta o el helado o ambas cosas, le hayas dado las gracias a tu oyente y un Ibuprofeno... entonces si:  te levantas y sigues.  Porque no te vas a quedar en en ese lugar toda la vida (no es una orden, es una visión que leo en mi bola de cristal: te va a poder la curiosidad y las ganas de salir de este puñetero bache)

Y respiras hondo y dices en alto:  HE VENIDO A JUGAR.

Y que le den a las frases positivas y a ese buenrollismo… La Fe eres tú, querida o querido.  No es algo que esté dentro.  Eres tú.  Tú eres quien mueve montañas o dice “quita, quita, eso no es para mí que las mueva otro”

La Fe nunca se pierde. Tal vez se apague un poquito, o se esconda bajo capas y capas de cansancio y desilusión.  Pero se recobra cuando descansas y eres condescendiente contigo mismo y te dices “Pero qué co*o … ¡Si valgo un montón!  ¡Si soy el mejor invento después de la rueda y las ampollas flash!”

Aupa mi sol.  Que vas a poder.  Descansa y sigue.

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