29 noviembre taller emocional grupo de apoyo

El pasado 29 de Noviembre no te puedes ni imaginar lo que llovía en Zaragoza…

Pero eso no fue impedimento para que treinta y ocho participantes del Grupo de Apoyo se reuniera en el Salón de Actos de Clínica Montpellier (que nos cedió gratuitamente la sala y la caldeó para que estuviéramos muy agustito 🙂 ) y disfrutáramos de la charla-taller sobre ayuda emocional en procesos de Reproducción Asistida que impartió Elena Escobar, una psicóloga especializada en ayudar a pacientes que están en diferentes puntos de este proceso.

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¿Qué es lo que vimos?

Voy a intentar resumir todos los puntos (porque estuvimos casi dos horas que se nos pasaron volando, eso sí…)

– Al ser un proceso largo e incierto, es necesario que tengamos presente que es difícil saber cuanto tiempo vamos a estar embarcados en esta aventura, por lo tanto, si creemos que no vamos a poder solos, cuanto antes nos pongamos en manos de un especialista que esté ahí por si las moscas… mejor, que mejor.  Muchas veces comenzamos un proceso de Reproducción Asistida con conflictos interiores sin resolver… y bueno, la vida en general raras veces es perfecta y redonda como para comenzar algo así con el nivel de problemas a cero, pero si evaluamos en qué punto de nuestra vida estamos, ya habremos ordenado nuestras herramientas emocionales antes de salir del punto de partida.

– Tenemos claro que la Naturaleza lleva su curso y que en muchas ocasiones no le podemos meter prisa… las cosas van como van; gracias a los tratamientos que la medicina pone a nuestro alcance vamos a echarle un cablecito a esa cigüeña despistada que no termina de encontrar nuestra dirección, pero eso no implica que tengamos las espaldas cubiertas pensando que no todo está dicho y que en muchas ocasiones no depende de nada ni de nadie.  Tener este punto claro nos ayudará a no enfadarnos con el mundo.

– Los médicos.  Ay… los médicos… los médicos.  En más de cien ocasiones hemos coincidido que, oye, que no hace falta ser tan seriete para ser un facultativo… ¿verdad?  Vamos a ver, tampoco pedimos que nos hagan una fiesta sorpresa cada vez que entramos a la consulta, pero un ¿Qué tal estás? o un par de frases para que la relación médico-paciente sea más cercana… tampoco estaría mal.

Bien… tenemos que tener claro que los médicos van a lo que van… es decir, si estás en la Seguridad Social te habrás dado cuenta que somos un montón en la sala de espera y que los pobres van a destajo.  Es cierto que un ¿Qué tal estás? no ocupa mucho lugar en el tiempo, pero… en mi caso igual me hubiera echado a llorar directamente, hubiera pedido unos kleenex, un té, una canción (triste) de Adele y un diván.  Y claro… no es plan.

Es más, aunque sería interesante que lo estuvieran, muchos médicos no están preparados para darnos las pautas emocionales que necesitamos.  Para eso tenemos los psicólogos, coach, grupos de apoyo, etc. que trabajan en esas áreas para ofrecernos su tiempo y profesionalidad en nuestro bien.  A día de hoy… tenemos que rascarnos el bolsillo para eso (y desde luego, si te estás pagando el tratamiento… para qué queremos más… ¿verdad?) pero en alguna ocasión, aunque sea una visita cada mes o mes y medio, si crees que lo necesitas, es lo mejor.  Incluso una terapia para la pareja, para que los dos aprendáis y salgáis reforzados de esta situación.

– Ahora que nombro a la pareja… También hablamos de esto (¿Qué te creías?  ¡Dos horas dan para mucho amiga! 🙂 )

Es normal que cada uno lo lleve a su manera.  Es más, te puedo contar que son muchas las historias que en este tiempo he compartido con gente que está en esta situación y cada uno lo afronta como puede.

Es verdad que hay muchos puntos coincidentes, por eso los Grupos de Apoyo vienen tan bien (hablamos todos el mismo idioma), pero en pareja pueden surgir conflictos porque esta situación deja muchos frentes abiertos.

Antes de nada, lo primero que hay que tener claro es… que nadie tiene la culpa de nada.  Ni culpabilizaremos ni nos culpabilizaremos.  El vivir un tratamiento en pareja ha de convertirse como una carrera en tandem:  respetaremos nuestros tiempos y los del compañero, hablaremos del tema, explicaremos como nos sentimos… pero… tampoco convertiremos esta situación en monotemática ¿de acuerdo?

Podemos sacar partido a esta situación y elaborar un proyecto juntos, para aprovechar que aún no se ha colado un bebé (o dos… ¡imagínate!) en nuestro hogar y hacer esas cosas chulas que se hacen cuando tienes tiempo para mimar a la pareja en exclusiva.

– «¿Seré de las que no lo consiguen?» Tiene que haber un momento que por mucho que duela nos planteemos esta pregunta para que de una vez por todas deje de convertirse en un miedo y se transforme en una posibilidad que tenemos estudiada.  «Puede ser» tenemos que respondernos y encarar la situación como una probabilidad sin porcentaje.  No lo sabemos, no depende de nosotros, pero puede suceder que así sea.  Miro esa pregunta, reflexiono y sigo hacia adelante.  Si no soy capaz de plantearme eso sin que me destroce… lo mismo, acudir a un especialista para explicarle nuestros miedos y que él nos ayude a plantarle cara par no derrumbarme y poder seguir día a día con más fuerza.  Tener una conducta adaptativa nos facilitará afrontar esta y mil situaciones más.

Que no te abrume el no sentirte identificada/o con esto.  Si tienes miedo, si este punto te aterra… es normal.  Nos pasa a casi todos.  Pero se sale, te lo aseguro.  Y si necesitas que te echen un cable, recurre a una ayuda real, alguien que pueda abrazarte o cogerte de la mano.  Es un bálsamo reparador que te dará un empujoncito para salir de ese bucle.

Este es uno proceso de maduración personal.

En el Grupo de Apoyo lo he dicho muchas muchas veces… pero hoy te lo digo a ti.

Mi mayor miedo era no poder ser madre.  Me temblaba el cuerpo como una hoja cuando pensaba en esa posibilidad.  La vida tenía preparada para mí otra situación mucho peor para que viera lo que es tener miedo realmente.  Muchos ya conocéis mi historia, así que no hace falta que la transcriba.

Como yo, Noelia, A., Sonia… chicas de nuestro Grupo de Apoyo que tienen vivencias durísimas a sus espaldas.  Una enfermedad neurológica, el fin de una historia de amor de muchos años y la pérdida de un bebé tres meses después de nacer.  Bebé por el que también había luchado tras varios tratamientos de Reproducción Asistida.

Y ahí las tenéis.  Luchando.  Día a día.  Y Sonia megaembarazada… oye, que no todo iban a ser noticias malas (van a ser los primeros pocholos en nacer en el Grupo de Apoyo… luego Patri, las hermanas… ya tenemos unas cuantas embarazadas… 🙂 )

Y a A. a ver si les buscamos un novio molón molón de esos que quitan el hipo y llevan escrito en la frente «Hola que tal… soy tu príncipe azul»… vamos, nos desmayamos todas del gusto si eso sucede.

El pasar por una situación tan compleja como la infertilidad, no descarta que sigan complicándose las cosas.  Esto es muy duro, pero puedes salir adelante, sea el final que sea.  Las herramientas están en ti y si no puedes encontrarlas o no te ves hábil como para utilizarlas… ¡Pide ayuda! Es lo mejor que puedes hacer, no tengas ni media duda.

–  Betaespera.  Los 15 días más largos de la historia.  ¿Cómo afrontarlos?

Márcate un patrón, una guía, un proyecto… ¡Lo que quieras! pero ten preparado un plan para esos días.

Dentro de poquito, cuando pueda, os pasaré una guía-ejemplo de qué hacer en la Betaespera.

Márcate una ruta, tanto individual como en pareja.

¡Vamos a ver si la llevamos un poco mejor!

Lo de trabajar o no trabajar en esos días, es decisión personal y por supuesto siempre haciendo caso a lo que nuestro médico nos paute.

A mí, por ejemplo, me vino bien no estar en la locura de oficina donde trabajaba.  No hubiera dado pié con bola y seguramente me habría grapado un dedo, hubiera arrastrado el móvil por la mesa como si fuera el ratón del Pc y lo peor de todo… con las hormonas todas revolucionadas habría estado de lo más insoportable que puedo llegar a estar.  Creo que hice un bien por la humanidad y por mis compañeros del trabajo ausentándome esos días.

Eso sí, a no ser que nos aconsejen reposo total, nada de arrastrar nuestro trasero del sofá a la nevera y de la nevera al sofá.  No señorita… utilizaremos ese tiempo para hacer cosas agradables, relajadas y que nos aporten.

– Aprovecha el tiempo entre tratamiento y tratamiento para crecer emocionalmente.

Muchas veces no hemos superado el golpe de un tratamiento fallido anterior, que ya estamos embarcados en otro.

El tiempo juega en nuestra contra muchas veces, así que es comprensible que en el momento que uno no ha funcionado estemos planeando otro.

No obstante, se aconseja espaciar en la medida de lo posible los tratamientos, para hacer frente al dolor y sanarlo, aunque sea un poquito.

Si crees que debes aprender alguna cosa, a hacerle frente a las cosas de algún otro modo… no lo dudes, este es el momento.  No te exijas nada, no tienes porqué conseguirlo a la primera.

El crecimiento personal lleva su tiempo.  Y lo que estoy repitiendo como una loca durante todo este post: #PideAyuda #PideAyuda #PideAyuda… porque a veces, solos, no podemos (y no somos más flojos por eso ¿Eh?… Todo lo contrario… Somos gente fuerte y con empaque, que va a buscar lo que necesita cuando lo necesita #chisPun )

No olvides que dentro de ti, seas quien seas, hay un gran potencial.

Es probable que ni tu mismo te hayas dado cuenta de que lo tienes, de lo grande que eres y de las posiblidades que crecen a tu alrededor.

Tu tienes la clave para plantarle cara a todo lo que quieras, pero a veces, todos necesitamos un farolillo que nos guíe en una parte del camino, que nos enseñe o que nos señale que eso, eso y eso, es lo que podemos hacer por nosotros mismos.

Mil gracias Elena por cedernos tu tiempo y conocimientos de manera altruista, por guiarnos y por animarnos a seguir creciendo como Grupo de Apoyo y como personas.

¡Esa Elena como mola se merece una… ooOOoOoOola!